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Salud ocular y prevención temprana

La salud ocular es un aspecto fundamental del bienestar general, especialmente con el paso de los años. Mantener una buena visión no solo facilita la autonomía diaria, también ayuda a prevenir caídas y mejora la calidad de vida. Muchas alteraciones visuales se desarrollan lentamente y sin síntomas evidentes, lo que hace esencial realizar controles oftalmológicos regulares para detectar problemas como cataratas, glaucoma o degeneración macular en fases tempranas.

Hábitos saludables para la visión

Adoptar hábitos sencillos puede marcar la diferencia en la salud ocular. Mantener una dieta rica en antioxidantes, vitamina A y omega-3 fortalece la retina y previene el daño oxidativo. Incorporar verduras de hoja verde, pescado azul, zanahorias y frutos secos a la alimentación diaria ofrece un aporte clave para los ojos. Del mismo modo, beber suficiente agua mantiene la hidratación ocular y reduce la sequedad, un problema frecuente en personas mayores o en entornos con aire acondicionado.

Protección frente a la fatiga visual

El uso prolongado de pantallas genera cansancio ocular, visión borrosa y dolor de cabeza. Aplicar la regla 20-20-20 (cada 20 minutos mirar un objeto a 20 pies durante 20 segundos) ayuda a relajar los músculos oculares. Ajustar el brillo de las pantallas y trabajar con buena iluminación también protege los ojos. En exteriores, utilizar gafas de sol con filtro UV evita daños acumulativos en la córnea y el cristalino.

Revisiones oftalmológicas y autocuidado

Visitar al oftalmólogo al menos una vez al año permite diagnosticar a tiempo enfermedades que podrían comprometer la visión de forma irreversible. Además, es recomendable no frotarse los ojos, evitar el tabaco y mantener una correcta higiene en el uso de lentes de contacto. Estas acciones, junto con la detección precoz, refuerzan la salud ocular y reducen riesgos a largo plazo.

Fuente: American Academy of Ophthalmology

Geriatrico Elisa