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La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa para la que aún no se cuenta con un tratamiento curativo. Los brotes y las recaídas son desafíos de su evolución que requieren un abordaje particular.

Se conoce como broteexacerbación o recaída de la esclerosis múltiple (EM) a la aparición de síntomas de disfunción neurológica que duran más de 24 horas. Dentro de este concepto también se incluye el empeoramiento de las manifestaciones clínicas del paciente en el último mes.

Sin embargo, estos síntomas no deben ser causados por fiebre, cambios hormonales o metabólicos, ni por alteraciones en el sueño. Estas últimas situaciones empeoran las condiciones de los pacientes con EM, sin que constituyan un brote real.

En la actualidad, se desconoce el origen de la esclerosis múltiple. La literatura científica reconoce dos fases patológicas superpuestas:

  1. Por una parte, existe un proceso inflamatorio autoinmune que degenera la capa de mielina de la sustancia blanca en el sistema nervioso central (SNC). Este mecanismo es el responsable de los síntomas de los brotes.
  2. Asimismo, también ocurre una degeneración progresiva de axones y neuronas, lo que conduce a la discapacidad permanente, propia de los estados avanzados de la enfermedad.

El manejo farmacológico de los brotes incluye la administración de glucocorticoides, en especial metilprednisolona, a altas dosis. Dicha terapia ha demostrado gran utilidad en el acortamiento de la duración de las exacerbaciones y la disminución de su intensidad.

Sin embargo, los esteroides no parecen modificar la progresión de la enfermedad. Sus efectos adversos limitan su uso en pacientes con brotes leves.

Por esta razón, es importante conocer algunos consejos para afrontar las recaídas en la EM.

1. Valoración médica continua

Aunque parece una recomendación obvia, no todos los pacientes con esclerosis múltiple acuden a sus controles médicos periódicos. Esto dificulta el monitoreo oportuno, tanto de los síntomas como de las lesiones neurológicas visibles en los estudios de imagen.

La falta de un seguimiento cercano ocasiona retrasos en el reconocimiento de las recaídas de la esclerosis múltiple. Por esta misma razón, se produce una demora en la instauración del tratamiento.

Se considera que en un año, ocurre un promedio de 0,5 brotes en las fases tempranas de la enfermedad.

Debido a esto, los expertos recomiendan evaluaciones médicas cada seis meses y controles con resonancia magnética al menos una vez al año. Es importante resaltar que, a pesar de que los esteroides no tratan la enfermedad, su uso precoz podría tener un efecto protector al disminuir el proceso inflamatorio.

Resonancia cerebral para control de la esclerosis múltiple.
La recomendación de las guías oficiales de tratamiento es realizar una resonancia por año en la EM.

2. Conocer es fundamental en la recaída de la esclerosis múltiple

El conocimiento de la enfermedad por parte del paciente resulta vital para afrontar su patología. Para ello, no solo es necesario brindar información certera en la consulta médica, sino que se recomienda que los pacientes acudan a sesiones educativas.

La finalidad de estos encuentros es incrementar la comprensión de la EM por parte de quien la padece. La educación continua promueve un cambio conductual, que mejora la perspectiva del paciente ante su padecimiento.

Del mismo modo, enriquecer el conocimiento sobre la enfermedad brindaría la posibilidad de reducir las recaídas en la esclerosis múltiple. Esto, en comparación con aquellas personas que no tuvieron una intervención educativa. Sin embargo, todavía existe poca documentación al respecto y se deben concretar más investigaciones.

3. Controlar los factores desencadenantes

Cerca del 10 % de las infecciones que se producen en pacientes con EM conllevarán a una recaída. Por esta razón, es imprescindible prevenirlas; en especial, las que constituyen un factor de riesgo para dichos pacientes.

La vitamina C permite la acidificación de la orina en personas con vaciamiento vesical incompleto. Constituye una medida profiláctica con cierta efectividad frente a la colonización por algunas bacterias.

Del mismo modo, se deben prevenir las infecciones de las vías respiratorias y las del tracto gastrointestinal en aquellos pacientes con dificultad para deambular y con alteraciones evacuatorias. Estas medidas deberán ser indicadas por un profesional capacitado.

Es importante destacar que en el momento que aparezcan síntomas sugestivos de un proceso infeccioso, se debe acudir de inmediato al médico para una valoración oportuna. Por otra parte, condiciones como el aumento de la temperatura ambiental, el ejercicio intenso, los cambios hormonales, el estrés y la falta de sueño, exacerban los síntomas de la EM.

Aunque estos no constituyen un brote como tal, sí empeoran las manifestaciones. Por ende, se deben evitar.

 

4. Rehabilitación

Los síntomas en la esclerosis múltiple dependen del área lesionada en el SNC. Debido a que estas zonas tienen localización distinta, existe un amplio abanico de manifestaciones físicas.

Sin embargo, los signos más frecuentes son los siguientes:

  • Alteraciones motoras.
  • Trastornos visuales.
  • Síntomas propioceptivos.

La evaluación de cada uno de los síntomas y de su intensidad debe estar a cargo de un grupo de especialistas. De modo que las alternativas farmacológicas para tratarlos sean lo más acertadas posibles.

La literatura propone algunos consejos generales que pueden ayudar al paciente a afrontar la recaída de la esclerosis múltiple. No obstante, estos no deben sustituir el abordaje farmacológico. Entre las recomendaciones se encuentran las siguientes:

  • Usar ropa holgada de fibras naturales.
  • Tomar descansos de forma periódica durante el día.
  • Realizar ejercicio físico a tolerancia, de forma regular.
  • Permanecer en ambientes frescos o con aire acondicionado.
  • Planificar las mayores actividades en horas de las mañana.
  • Recurrir a dispositivos mecánicos de apoyo.
  • Eliminar el hábito tabáquico.
  • Disminuir la ingesta de sal.
Cansancio en la esclerosis múltiple.
Los síntomas de los brotes de EM son intensos. El apoyo de terceros en esos momentos es clave para no caer en una espiral de depresión, fatiga recurrente y prolongación del cuadro agudo.

5. Suplementos dietéticos

Se ha propuesto al déficit de vitamina D como un factor de riesgo para padecer EM, pero no todos los pacientes con esclerosis múltiple tienen niveles bajos de esta vitamina. Por ello, para algunos, resulta razonable considerar la corrección de dicho déficit.

La elección de la dosis ha sido un tema de debate entre los investigadores y no hay un consenso al respecto.

Por otro lado, se aconseja la incorporación de pescados azules, como el salmón, a la dieta de estos pacientes. En caso de no ser posible, la suplementación con ácidos grasos de cadena larga (omega-3) se considera segura para ellos.

6. Tratar los síntomas ocultos de la recaída de la esclerosis múltiple

Existen tres manifestaciones clínicas que son consideradas síntomas ocultos de la EM:

  • Fatiga.
  • Depresión.
  • Deterioro cognitivo.

A pesar de su alta prevalencia, no suele ofrecerse una rehabilitación neuropsicológica como opción terapéutica inicial en estos pacientes. Sin embargo, existe un gran beneficio en el desarrollo de conductas saludables en las personas con EM, cuando se recurre a este tipo de intervenciones.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) y, más recientemente, el entrenamiento en mindfulness, han mostrado ser estrategias efectivas en el manejo del estrés derivado de la enfermedad. De hecho, un estudio corroboró la disminución en el número de nuevas lesiones en aquellos pacientes que recibieron un entrenamiento individual de TCC.

Sin embargo, estos efectos desaparecían al finalizar la terapia.

La ventaja que se cree que podría brindar el mindfulness sobre la TCC está en que el impacto positivo de la práctica puede mantenerse en el tiempo, a pesar de no continuar el entrenamiento. Las habilidades adquiridas pueden ser implementadas de manera individual, mejorando con el tiempo.

 

 

FUENTE:MEJOR CON SALUD

Geriatrico Elisa