Las malposiciones palpebrales son alteraciones en la posición correcta de los párpados, tanto de los superiores como de los inferiores. Estas posiciones anómalas pueden deberse a diferentes motivos, aunque lo más común es la laxitud de la piel, secundaria a la edad avanzada.
Es frecuente su predominancia en adultos mayores. En este grupo etario, la prevalencia varía del 10 % al 17 %.
Afectan la armonización facial y, en algunos casos, generan problemas visuales. Los síntomas de las malposiciones palpebrales dependen de cada tipo y se han descrito cinco variantes:
- Ectropión.
- Entropión.
- Ptosis palpebral.
- Dermatochalasis.
- Retracción palpebral.
Anatomía de los párpados
Los párpados son dos estructuras que protegen el globo ocular. Se encargan de la lubricación mediante el parpadeo.
Las lágrimas se producen en las glándulas lagrimales que se encuentran arriba del canto interno del ojo. Este líquido lubrica, limpia y protege los ojos.
En condiciones normales, el párpado inferior presenta un borde libre que descansa sobre la superficie del globo ocular en toda su longitud. Esto permite un contacto adecuado con el saco lagrimal y ofrece la oportunidad de que las pestañas tengan una dirección hacia adelante, sin incidir sobre el globo ocular.
El borde libre del párpado inferior se mantiene hasta el tercio medio del globo ocular, sin exponer las escleras ni cubrir la córnea (está justamente entre el límite de la córnea y la esclera). A su vez, el borde libre del párpado superior cubre dos milímetros de la córnea.
1. Ectropión
En esta condición, el borde libre del párpado inferior está hacia afuera, lo que suele exponer la piel del párpado y la mucosa. La exposición de esta última puede causar irritación ocular y queratinización.
Hay enrojecimiento de la conjuntiva, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo excesivo (epífora) y predispone a sufrir infecciones en la superficie del ojo. Su principal causa es la pérdida de la elasticidad de los tejidos (laxitud de la piel), producto del envejecimiento.
También puede originarse en una parálisis del nervio facial, cicatrices por traumas o cirugías previas. Es posible que sea consecuencia de lágrimas artificiales usadas para el glaucoma, excesiva exposición al sol y tumores oculares.
El tratamiento inicial es el uso de lágrimas artificiales, pero su corrección definitiva es quirúrgica.
2. Entropión
En estas malposiciones palpebrales, el borde libre del párpado inferior se torna hacia dentro. De esta forma, la piel del párpado y las pestañas entran en contacto directo con la córnea y se pueden devolver a su posición original solo cuando se cierra el ojo con fuerza. El contacto de las pestañas con la córnea puede generar desde infecciones intraoculares hasta abrasiones o úlceras corneales.
Sus causas son variadas e incluyen las siguientes:
- Enfermedades de la piel que llevan a laxitud.
- Debilidad de la piel secundaria a la edad.
- Traumas que han causado cicatrices.
- Parálisis del nervio facial.
- Debilidad muscular.
- Defectos corneales.
- Cirugías previas.
- Infección ocular.
Los síntomas son similares al ectropión (epífora, visión borrosa, ojo rojo, sensación de cuerpo extraño), pero se asocia en mayor medida a reducción del campo visual y es más agresivo por tener contacto directo con la córnea. Su tratamiento es quirúrgico.
En algunos casos puede aliviarse con gotas oftálmicas especiales. También se aplican inyecciones con bótox.
3. «Ptosis» palpebral
La ptosis palpebral se refiere al descenso o caída del párpado superior por debajo de su posición normal. Se define por una asimetría de más de 2 milímetros entre la apertura ocular de ambos ojos o un descenso superior a 2 milímetros del párpado superior sobre el globo ocular.
Desde el punto de vista clínico, en este tipo de malposiciones palpebrales el síntoma cardinal es la imposibilidad de mantener una apertura ocular adecuada. En consecuencia, hay alteración del campo visual.
Su origen puede ser congénito o adquirido. En el primero se describe el síndrome del párpado laxo. El adquirido puede deberse a laxitud de la piel, edema palpebral, tumores en la órbita o problemas con la musculatura ocular, como miastenia gravis o blefaroespasmo esencial.
El tratamiento es solo quirúrgico y requiere intervención en los músculos oculares.
4. «Dermatochalasis»
Entre las malposiciones palpebrales está el dermatochalasis. Consiste en redundancia y laxitud en la piel del párpado, a predominio del superior, con acumulación de arrugas y bolsas de tejido graso.
Se manifiesta como un abultamiento en el párpado superior o la presencia de múltiples bolsas pequeñas en el párpado inferior. Puede haber alteraciones en el campo visual por obstrucción.
La mayor parte de las personas que lo padecen son de edades avanzadas (superiores a 60 años). Sin embargo, también puede haber un componente genético, como sucede en el párpado flácido.
Su resolución es quirúrgica, mediante la blefaroplastia. Se resecan las bolsas grasas y se quita el exceso de tejido.
5. Retracción palpebral
No es más que una posición anormal alta del párpado superior o baja del párpado inferior. De esta forma, no se cubre de forma correcta el globo ocular y se expone a los agentes externos.
Las manifestaciones clínicas dependerán de qué agente contacta con el ojo. Además de la alteración estética en la armonización de la cara. Suele haber infecciones oculares recurrentes y visión borrosa.
Sus causas son variadas y se incluyen las siguientes:
- Tumores (teratomas).
- Miopía de alto grado.
- Enfermedad tiroidea.
- Laxitud de los tejidos.
- Afectación en el tamaño de los huesos orbitarios.
El tratamiento es únicamente quirúrgico.
Malposiciones palpebrales y cirugía
Debido a que las causas son tan variadas y de forma predominante asociadas al envejecimiento, las malposiciones palpebrales no pueden prevenirse, pero sí tratarse precozmente. Es por ello que es importante, ante cualquier síntoma de sospecha, acudir al especialista en el área: el oftalmólogo.
Su diagnóstico es sencillo mediante el examen oftalmológico. Luego, su tratamiento definitivo es quirúrgico.
Se aborda con cirugía de recolocación o reconstitución anatómica y funcional del párpado. Puede realizarse por vía externa (a través de la piel) o vía interna (a través de la conjuntiva). Son cirugías que no requieren hospitalización y presentan pocas complicaciones.