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La importancia de una alimentación equilibrada

Una nutrición adecuada en la tercera edad es clave para preservar la energía, prevenir enfermedades comunes y mantener una buena calidad de vida. La evidencia científica demuestra que un patrón alimentario equilibrado facilita el envejecimiento saludable sin necesidad de recurrir a regímenes rígidos o difíciles de sostener en el tiempo.

Nutrientes esenciales para esta etapa

En esta etapa vital, es fundamental asegurar una ingesta suficiente de proteínas, fibra, calcio, vitamina D y ácidos grasos omega‑3. Alimentos como legumbres, pescado, cereales integrales, frutas, verduras y lácteos bajos en grasa ofrecen una combinación efectiva de estos nutrientes. Estos aportes contribuyen a mantener la función muscular, la salud ósea y el equilibrio general del organismo.

Estrategias dietéticas prácticas y flexibles

Más que imponer restricciones, se trata de introducir cambios sostenibles. Sustituir azúcares refinados por frutas frescas, optar por grasas saludables como el aceite de oliva y limitar alimentos ultraprocesados son medidas que mejoran la calidad de la dieta. También es útil consumir comidas más pequeñas y frecuentes, lo que facilita la digestión y mejora la absorción de nutrientes.

Planificación inteligente y motivación

Planificar los menús con anticipación permite mayor variedad y evita decisiones impulsivas. Compartir las comidas en compañía estimula el apetito y aporta bienestar emocional, factores que refuerzan la adherencia a una alimentación saludable. Preparar recetas coloridas y variadas también ayuda a mantener el interés.

Beneficios para la salud a largo plazo

Adoptar un patrón nutricional equilibrado sin recurrir a dietas estrictas favorece la independencia funcional, refuerza el sistema inmunológico y ayuda a prevenir enfermedades crónicas. Este enfoque mejora no solo el estado físico, sino también el bienestar cognitivo y emocional de las personas mayores.

Fuente: PubMed

Geriatrico Elisa