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Ejercicios suaves para personas mayores

La actividad física es una herramienta clave para conservar la salud y autonomía en la vejez. Los ejercicios suaves para personas mayores no solo mejoran el estado físico, sino también el ánimo, la coordinación y la calidad de vida en general. A diferencia de lo que muchos creen, no es necesario realizar rutinas intensas para obtener beneficios; con movimientos simples, constantes y bien guiados, es posible lograr resultados muy positivos.

Uno de los ejercicios más accesibles es caminar a ritmo moderado. Además de ser gratuito, mejora la circulación, la resistencia y fortalece los músculos de piernas y espalda. Lo ideal es caminar entre 20 y 30 minutos al día, preferiblemente en horarios frescos y con calzado cómodo.

El estiramiento suave es otro componente esencial. Estirar brazos, piernas, cuello y espalda contribuye a mantener la flexibilidad, prevenir contracturas y reducir molestias articulares. Estos ejercicios pueden realizarse por la mañana o después de períodos prolongados de inactividad.

También es recomendable trabajar el equilibrio, ya que ayuda a prevenir caídas. Ejercicios como pararse sobre un solo pie, caminar en línea recta o subir escalones con apoyo son ideales. Para quienes tienen menor estabilidad, es útil utilizar una silla o apoyarse en una pared mientras se realiza el ejercicio.

Los ejercicios con bandas elásticas o pelotas pequeñas también ofrecen grandes beneficios sin exigir demasiado. Permiten fortalecer brazos y hombros y se pueden realizar incluso estando sentado. Además, ayudan a mejorar la coordinación y la fuerza muscular sin riesgo.

Para quienes tienen limitaciones físicas más marcadas, existen rutinas sentadas. Desde una silla, se pueden levantar brazos, hacer marchas en el lugar, giros de torso y movimientos de piernas que activan la circulación.

Es importante recordar que el ejercicio debe adaptarse a cada persona, considerando su estado de salud y nivel de movilidad. Por eso, se recomienda consultar con un fisioterapeuta o médico antes de iniciar cualquier rutina nueva.

Además del aspecto físico, el ejercicio tiene un impacto positivo en la salud mental. Ayuda a reducir el estrés, mejora el sueño y refuerza la autoestima. Cuando se realiza en compañía, también favorece la socialización, lo cual es esencial para el bienestar emocional.

Incorporar estos ejercicios suaves a la rutina diaria permite a las personas mayores mantenerse activas, seguras y con mayor independencia. La constancia y el disfrute son la clave: moverse un poco cada día es mejor que no hacerlo en absoluto.

Fuente confiable: CDC

Geriatrico Elisa