Rol de los suplementos en la tercera edad
Los suplementos nutricionales son herramientas de apoyo que ayudan a cubrir carencias específicas en la dieta de los adultos mayores. Con el envejecimiento, el cuerpo presenta cambios metabólicos y una menor absorción de nutrientes esenciales, lo que incrementa el riesgo de deficiencias. Sin embargo, los suplementos nutricionales nunca deben sustituir a una alimentación equilibrada, sino que deben emplearse como complemento bajo indicación profesional.
Deficiencias más comunes en mayores
Entre las deficiencias más frecuentes destacan la vitamina D, el calcio, la vitamina B12 y el hierro. La vitamina D junto al calcio es clave en la prevención de fracturas y osteoporosis, mientras que la vitamina B12 favorece la salud neurológica. Por su parte, el hierro ayuda a prevenir la anemia, un problema recurrente en esta etapa. La detección de estas carencias requiere una evaluación clínica, y solo a partir de allí se recomienda iniciar la suplementación adecuada.
Riesgos de un consumo inadecuado
El uso excesivo de suplementos nutricionales puede generar efectos adversos. El consumo elevado de vitaminas liposolubles, como A, D, E y K, puede acumularse en el organismo y producir toxicidad. Además, la automedicación puede interferir con tratamientos farmacológicos, comprometiendo la salud. Por ello, la indicación debe provenir de médicos o nutricionistas, quienes ajustan las dosis según el estado clínico del adulto mayor.
Evidencia reciente sobre beneficios
Investigaciones recientes confirman la utilidad de los suplementos nutricionales en adultos mayores con riesgo de desnutrición. Un estudio de 2025 mostró que el uso de suplementos orales mejora el peso corporal, la energía y algunos parámetros funcionales como la fuerza muscular. Estos hallazgos refuerzan la importancia de emplear la suplementación de manera personalizada, sobre todo en personas con pérdida de apetito, baja ingesta alimentaria o recuperación tras enfermedades.
Fuente: BMC Nutrition
