El cáncer de células de Hürthle es un tumor de la glándula tiroides.
Puede ser de comportamiento benigno o, en una menor proporción, de comportamiento maligno cuando invade a tejidos vecinos o se disemina a otros órganos.
Este tumor se origina de los oncocitos de la glándula tiroides. El cáncer de células de Hürthle por lo general es asintomático, pero puede cursar con crecimiento visible de la tiroides. Su tratamiento es la extracción quirúrgica, por lo que se requiere de sospecha.
Origen del cáncer de células de Hürthle
El cáncer de células de Hürthle lleva el nombre de Hürthle, quien en 1984 describió por primera vez la enfermedad con la teoría de que derivaba de las células C o parafoliculares de la glándula tiroides.
Posteriormente, en 1898, Askanazy hace la descripción de las células oxifílicas y en 1919, fue Ewing quien determinó que el tumor provenía de las células foliculares de la glándula tiroides. Por ello, el cáncer de células de Hürthle también se denomina «tumor oxifílico», «oncocitoma», «mitocondrioma» o «tumor de las células de Askanazy».
Las células de Hurthle son grandes y poligonales, caracterizadas por citoplasma con tendencia ácida, finos gránulos que contienen numerosas mitocondrias, y un núcleo grande y de coloración oscura.
Un tipo de cáncer de tiroides
El cáncer de células de Hürthle es una variante citológica del carcinoma folicular de tiroides, pero más agresivo. Se considera el más agresivo debido a que hay mayor afectación linfática que conlleva a la diseminación o metástasis ganglionar, además de la diseminación hemática. Por otro lado, suelen tener mala respuesta a la terapia con yodo radioactivo.
El tumor de las células de Askanazy representa del 3 al 4 % de todos los cánceres de tiroides y el 25 % de los carcinomas foliculares. En la literatura, es considerado un tumor de grado intermedio, debido a que entre el 20 y el 33 % del cáncer de células de Hürthle tiene comportamiento maligno evidenciado por su crecimiento invasivo y la capacidad de metastizar a distancia.
La incidencia del cáncer de células de Hürthle es baja
Los expertos señalan que el cáncer de células de Hürthle es raro y su pico de incidencia es entre la quinta y la séptima década de la vida. Asimismo, es más frecuente alrededor de los 75 años y en mujeres en relación con los hombres, en una proporción de 3:1.
El único tratamiento es quirúrgico. De este modo, se lleva a cabo una tiroidectomía subtotal o total. El pronóstico depende de su grado de invasión.
Inicialmente es asintomático
El cáncer de células de Hürthle, por lo general, es asintomático. No suele generar síntomas hasta que el tamaño es considerable y produce compresión.
Generalmente, es un hallazgo fortuito durante el examen físico de rutina en el que se evidencia un nódulo sólido o una masa dominante en la tiroides. Cuando el bulto en la tiroides es lo suficientemente grande, puede causar compresión en el cuello que conlleva a otras manifestaciones clínicas, como las siguientes:
- Disfonía u otros cambios en la voz.
- Dificultad para respirar.
- Dificultad para tragar.
- Dolor en la garganta o en el cuello.
La dificultad para tragar y para respirar se produce debido a que la masa comprime el tubo digestivo (esófago) y la tráquea. Por otro lado, otras posibles complicaciones del cáncer de células de Hürthle pueden incluir la diseminación de las células cancerosas a otros tejidos u órganos, empeorando el pronóstico.
Factores de riesgo asociados
Los factores de riesgo asociados al cáncer de células de Hürthle son:
- Edad avanzada.
- Sexo femenino.
- Antecedente familiar de cáncer de tiroides.
- Tratamientos previos con radiación en la cabeza o en el cuello.
Diagnóstico del cáncer de células de Hürthle
Por lo general, el oncocitoma de tirodes es un hallazgo fortuitito ante la presencia de una glándula tiroidea de tamaño aumentado o un nódulo único durante el examen físico por cualquier motivo. Además de identificar la presencia de esta anomalía, se debe analizar su tamaño y contextura, así como los ganglios linfáticos aledaños para determinar inflamación y/o diseminación linfática.
Por otro lado, cuando el cáncer de células de Hürthle produce cambios en la voz o cualquier síntoma que indique afección de las cuerdas vocales, se deben examinar las mismas mediante laringoscopia.
Sin embargo, el diagnóstico definitivo es mediante el estudio histológico por una biopsia. En la que se extrae una muestra del tejido de la tiroides para su análisis. Esta se toma con una aguja fina que se pasa a través de la piel del cuello guiada por imágenes de ecografía.
Tratamiento
De forma inicial, el tratamiento del cáncer de células de Hürthle es quirúrgico. Se somete a cirugía para extraer la tiroides, realizándose extracción total o casi total (tiroidectomía total o subtotal).
En caso de sospecha de diseminación a los ganglios linfáticos que se encuentran alrededor, debe disponerse a extirpar los mismos. Posterior a la tiroidectomía, se suprime la producción fisiológica de las hormonas tiroideas, por lo que estas deben suplementarse diariamente de por vida. La levotiroxina es una de las hormonas claves para el correcto funcionamiento del metabolismo.
Además, existen riesgos asociados a la tiroidectomía:
- Lesión incidental del nervio que controla la laringe (nervio laríngeo recurrente) que ocasiona disfonía temporal o permanente e, incluso, pérdida de la voz.
- Sangrado excesivo en el sitio de incisión.
- Afectación de la glándula paratiroides que se encuentra posterior a la glándula tiroides y regula los niveles de calcio en la sangre. Ante la sospecha de la misma, al igual que con la levotiroxina, debe administrarse diariamente de por vida.
Posterior a la cirugía, suele recomendarse la terapia con yodo radioactivo para destruir cualquier resto de tejido tiroideo que pueda contener rastros de células cancerígenas. No solo ayuda a destruir el tejido restante, sino también las células que se propagan a otras partes del organismo.
El tratamiento consiste en una píldora con yodo radioactivo y tiene efectos adversos temporales, como sequedad en la boca, disminución del gusto, sensibilidad en el cuello, náuseas y cansancio.
En caso de que lo anterior no funcionase, se utilizaría la radioterapia con rayos de energía de alta potencia como rayos X o protones para destruir las células cancerosas. Suele ser la alternativa ideal en caso de metástasis.
El aumento de volumen en la glándula tiroides requiere de evaluación médica
El cáncer de células de Hürthle, así como otros tipos de cáncer de tiroides, pueden ser asintomáticos y no manifestar síntomas. Por lo que el hallazgo de aumento de volumen en la glándula tiroides o la presencia de un nódulo único obliga al estudio histológico del tejido para determinar si hay presencia de células cancerígenas.
FUENTE: MEJOR CON SALUD