.

Cómo adaptar la habitación de un adulto mayor para mayor seguridad y comodidad

Adaptar la habitación de un adulto mayor es una forma directa de mejorar su calidad de vida. Con algunos ajustes simples, es posible crear un entorno seguro, cómodo y funcional.

La cama debe ser de fácil acceso: ni muy alta ni demasiado baja. Colocar barandales laterales ayuda a prevenir caídas al incorporarse. También es útil una luz nocturna suave cerca del piso, que se active automáticamente con sensores de movimiento.

El suelo debe ser antideslizante y sin alfombras sueltas. Si se usan tapetes, que estén bien fijados. Retirar obstáculos del paso y dejar los caminos despejados facilita el desplazamiento, especialmente si usan bastón, andador o silla de ruedas.

La iluminación general debe ser clara pero cálida. Instalar interruptores accesibles desde la cama o usar controles remotos facilita su uso diario. Agregar cortinas ligeras que bloqueen la luz exterior mejora el descanso sin oscurecer completamente el ambiente.

Los muebles deben ser firmes, con bordes redondeados y con espacio suficiente para moverse con libertad. Una silla con apoya brazos puede ser útil para vestirse o descansar.

Coloca todo lo esencial al alcance de la mano: teléfono, agua, medicinas, lentes. Un organizador de mesita de noche o repisas a media altura puede hacer una gran diferencia. Evita estantes altos que requieran esfuerzo o equilibrio para alcanzarlos.

Si es posible, adapta también la temperatura de la habitación con un ventilador silencioso o calefactor seguro. El confort térmico es clave para el descanso y la salud de las personas mayores.

Pequeños detalles como fotografías, una manta favorita o un difusor de aromas suaves también aportan bienestar emocional. La habitación debe ser práctica, pero también reflejar su personalidad.

Fuente: Geriatrico Elisa

Geriatrico Elisa